Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA
El 17 de noviembre de 1972 el ex presidente Juan Domingo Perón regresó a la Argentina después de 17 años. La última vez que habia pisado suelo argentino había sido en 1955. En su largo exilio vivió en Paraguay, Panamá, Nicaragua, Venezuela, República Dominicana y España.
Pese a vivir en España, allegados al ex presidente contrataron un vuelo chárter de Alitalia que partió de Roma hacia Buenos Aires. La vuelta de Perón fue un acontecimiento histórico. Viajó acompañado por su tercera esposa, Isabel Perón, por su asistente José López Rega y por una delegación de más de 150 peronistas reconocidos, entre los que había artistas, deportistas, intelectuales, políticos y sindicalistas.
El avión tocó suelo argentino el 17 de noviembre, bajo la lluvia. Desde ese momento la imagen de Perón saludando al amparo de un paraguas sostenido por un exultante José Ignacio Rucci, seguido de cerca por Juan Manuel Abal Medina se volvió un clásico de la liturgia peronista. No hubo una gran concentración de manifestantes debido al operativo de seguridad desplegado por el gobierno militar para prevenir incidentes.
La Casa de Gobierno cambió de dirección
Perón y su esposa se alojaron en una residencia de la calle Gaspar Campos, en la zona de Vicente López. El ex presidente recibió la visita de importantes dirigentes de todos los partidos políticos, pero sin dudas la visita más recordada fue la que pavimentó el camino para la sincera reconciliación con Ricardo Balbín.
El la puerta de la casa una multitud de jóvenes enfervorizados pasó jornadas enteras montando guardia. Muchos de ellos no habían conocido personalmente al viejo líder. Dando rienda suelta a su creatividad, inventaron canciones de barricada para describir las sensaciones que estaban viviendo. Una de ellas decía:"La Casa de Gobierno cambió de dirección. Está en Vicente López por orden de Perón".
Perón vivió un mes en Gaspar Campos. El 14 de diciembre viajó al Paraguay para entrevistarse con el presidente Alfredo Stroessner. Después fue a Perú, a reunirse con el presidente Velasco Alvarado. En Lima se pronunció contra la violencia como herramienta política. "Soy un general pacifista. Algo así como un león herbívoro".
Días después retornó a España. Hizo un breve viaje a Rumania para dialogar con el dictador comunista Nicolau Ceauşescu. Su regreso definitivo a la Argentina se produjo el 20 de junio de 1973, ya con Héctor Cámpora sentado en el Sillón de Rivadavia, en medio de un baño de sangre que le impidió tener un recibimiento a lo grande.
Por la vuelta
En las postrimerías de los 60 estos sectores pretendían leer al peronismo desde la izquierda, envalentonados por las declaraciones que el propio Perón formulaba desde Puerta de Hierro. En octubre de 1967 se refirió a la muerte del Che Guevara en los siguientes términos: "Ha muerto el Comandante Ernesto Che Guevara. Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros, quizás el mejor".
La década del 70 comenzó el 29 de mayo en el preciso momento en que Montoneros irrumpió en la vida del país con el secuestro y muerte del ex presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu. Desde entonces la lucha armada fue una bandera de los sectores juveniles que expresaron su rebeldía abrazando un discurso de izquierda. Ese discurso también encontró lugar en la amplitud de criterio peronista.
La violencia se había devorado a los dos primeros presidentes de la Revolución Argentina, Juan Carlos Ongania y Roberto Marcelo Levinston. El 26 de marzo de 1971 asumió la presidencia el Comandante en Jefe del Ejército, Alejandro Agustín Lanusse. Tenía dos problemas: la guerrilla y Perón. El líder justicialista seguía en España, pero el nuevo presidente de facto entendió que no sería posible mantener al peronismo al margen.
La época de Lanusse
El gobierno inició el tiempo del Gran Acuerdo Nacional. Se trató de una negociación directa con Perón, que incluyó algunos gestos por parte de Lanusse, como la devolución del cadáver de Eva Perón a su esposo. Lanusse negociaba, Perón esperaba. Amagaba con aceptar, pero no aceptaba. La tensión se prolongó durante un año y medio.
En julio de 1972 el presidente de facto pronunció un discurso que quedó en la historia: "Pero aquí no me corran más a mí, ni voy a admitir que corran más a ningún argentino, diciendo que Perón no viene porque no puede; permitiré que digan porque no quiere, pero en mi fuero íntimo diré porque no le da el cuero para venir". Así lo dijo frente a sus camaradas de armas y tiempo después lo recordó en su libro de memorias "Mi Testimonio".
Elecciones de 1973 sin proscripciones
Con el objetivo de forzar a Perón a definirse, Lanusse convoca a elecciones para marzo de 1973, sin prescripciones pero con la condición de que no podían ser candidato quién al 25 de agosto de 1972 fuera funcionario del gobierno, o tuviera su domicilio fuera del país. Perón no acusó recibo de ello y continuó en España. Nombró candidato a Hector J. Cámpora. El binomio se completó con el conservador popular Vicente Solano Lima. Las elecciones del 11 de marzo dd 1973 le dieron el triunfo a los hombres de Perón.
El peronismo volvió al poder, no exento de discusión interna. La fórmula Cámpora-Solano Lima se mantuvo en el poder durante 49 días, luego de los cuáles renunció para forzar nuevas elecciones con Juan Domingo Perón como candidato.
El general llevó como candidata a vice a su esposa Isabel, luego de no haber podido imponer un pacto de unidad para sostener un binomio con el radical Ricardo Balbín.
La boleta Perón-Perón ganó las elecciones del 23 de septiembre de 1973 con el 62 por ciento de los votos. A los pocos meses murió Perón e Isabel debió asumir la presidencia. Su breve gestión fue la antesala de la noche más oscura, que se prolongó desde 1976 hasta 1983.