Memorias
Exclusivo de Diario Gran La Plata

La historia de la platense Ale Casale: desde el horno en su casa hasta convertirse en una empresaria gastronómica

Ale Casale, luciendo una de  sus tantas obras de arte.
Ale Casale, luciendo una de sus tantas obras de arte.

Ale Casale creció en Joaquín Gorina, en una familia de quinteros que, sin saberlo, le transmitieron la semilla de la pasión por la tierra y el trabajo constante. Desde pequeña, Ale estuvo rodeada de esfuerzo y dedicación, pero nunca imaginó que su vida tomara un giro tan sorprendente.

Fue desde los 8 años que Ale empezó a cocinar con su abuela. Un día, en la parada del micro esperando para ir a la secundaria se compró un libro, que marcaría su destino: “Haga de su cocina una empresa”.

Aquel libro fue la chispa que encendió su vocación. Aunque en ese momento aún no había terminado el secundario, Ale ya sentía una fuerte conexión con el mundo gastronómico. No pasó mucho tiempo para que empezara a hornear tortas en su propia casa, el lugar que se convertiría en el primer escenario de su sueño.

La pasión por la cocina no tardó en transformarse en una verdadera carrera. Con el tiempo, Ale firmó su propia empresa de catering, que pronto se posicionó como uno de los negocios más demandados de la región. Durante casi tres décadas, Ale trabajó incansablemente, perfeccionando sus recetas y ganando la confianza de todos aquellos que probaban sus delicias, especialmente sus famosos carrot cakes y cheesecakes, que la gente de la zona no podía dejar de pedir.

Pero el éxito no solo radica en lo que hace, sino en cómo lo vive. Ale no solo cocina, sino que también enseña. Desde su espacio, dicta cursos que se agotan rápidamente, ofreciendo un refugio a las personas que buscan una experiencia diferente, donde aprender técnicas profesionales en un ambiente cálido y cercano. Los participantes no solo aprenden a cocinar, sino que también se llevan consigo un poco de su energía, de su pasión por emprender, de su creencia de que si se quiere, se puede.

A pesar de la crisis económica, Ale mantiene firme su visión de que siempre hay oportunidades de crecer. En sus clases, trata de romper los miedos, de dar valor a la frase “la vida es una” y de enseñar que nunca es tarde para comenzar de nuevo. Su historia es la prueba de que el trabajo constante, la dedicación y, por sobre todo, los sueños, son las claves para el éxito. Desde un pequeño horno en su casa, Ale Casale se ha convertido en una empresaria gastronómica exitosa, que ha sabido adaptarse y crecer, sin dejar de soñar.

Hoy, después de 28 años, Ale sigue siendo la misma apasionada de siempre. Ya no solo cocina en su hogar, sino que es una fuente de inspiración para muchos, enseñando no solo recetas, sino también cómo seguir adelante, siempre con el corazón lleno de esperanza.

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